Espacio plural

Por las buenas o por las malas

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Pedro González Caro / 05 de febrero de 2015

Desde hace algunos días me ha estado rondando en la cabeza escribir un artículo que sonara algo así como “El peso de la Libertad”, la idea estaba enraizada en los escritos de su santidad el Papa Juan Pablo II en los que muy acertadamente nos indica que la libertad es un don que no viene solo, viene acompañado con un aderezo que en algunas ocasiones no se da por bienvenido: la responsabilidad; en otras palabras, la libertad implica el nacimiento de un problema subyacente, se trata del uso mismo de la libertad.

El uso ético de la libertad es un compromiso más grande que la libertad misma y solo aquel que tenga la entereza y cabalidad a toda prueba podrá ser digno de disfrutarla.  Esto entonces nos hace entrar en un dilema ético, si la libertad es un bien de la humanidad, que se ha logrado a costa de mucho sacrificio, es un derecho humano de los que pertenecen al llamado “núcleo duro” y por tanto debe ser otorgada sin distingo de razas, credos u opiniones, ¿cómo es posible entonces que solo quienes tienen entereza y cabalidad sean dignos de disfrutarla?

01El dilema se resuelve si entendemos que se trata de una relación binaria indivisible, es decir la libertad y la responsabilidad son una misma cosa, no puede existir la una sin la otra y es por eso que solo quien es responsable puede ser libre. Ese es el peso de la libertad, paradójicamente es muy liviano, más aún, en la medida que aumenta el peso de la responsabilidad.

Otra visión de esta relación es la de una balanza, de esta visión de libertad  mucho importa el delicado  equilibrio entre estos elementos, se trata entonces de preservar la libertad dentro de los más elevados principios de responsabilidad.

En el obrar humano,  se ponen en evidencia las diversas facultades espirituales. El sujeto imprime así en su comportamiento la propia racionalidad. Los actos humanos son libres y, como tales, comportan la responsabilidad del sujeto. El hombre quiere un determinado bien y se decide por él; por tanto, es responsable de su elección y de su comportamiento.

En términos societales una de las mayores expresiones de libertad se evidencia en el ejercicio de los derechos civiles y políticos, entre ellos,  el voto y las elecciones son la máxima expresión de libertad de una sociedad.

En un sistema constitucional de derechos y libertades, el pluralismo político, el acceso abierto al proceso electoral, los partidos en competición, la periodicidad de las elecciones y la posibilidad efectiva de decidir sobre la permanencia o sustitución del poder gubernamental son rasgos distintivos de unas elecciones donde el voto es libre.

03La ausencia de una contienda electoral es un síntoma claro de inexistencia de democracia, pero la presencia de unas elecciones no indica ipsofacto la existencia de un sistema político democrático. Debe haber un Estado dotado de un sistema constitucional que establezca un marco jurídico donde se reconozcan y garanticen los derechos de la persona y las libertades públicas (de expresión, ideológica, de asociación, a la información, de reunión, etc). Además debe contar con sujetos autónomos, probos, éticos, capaces de tomar sus decisiones atendiendo a principios que apunten a la construcción del bien común, y no que estén motivados por intereses que suponen corrupción, trampa, injusticia, etc.

Y cuando ya creía que tenía resuelto el dilema del peso de la libertad, el Presidente Maduro hace esta declaración: “Por las buenas o por las malas ganaremos las parlamentarias”

¿Cómo es posible ganar unas elecciones por las malas?

6 respuestas »

  1. La libertad es la esencia del ser humano, es tan sagrada que hasta Dios dejaría de ser Dios si la coarta. La libertad es esencia de responsabilidad, asumir retos, correr los riesgos de superación y afrontar los problemas que se asumen. Libertad sin responsabilidad no existen.

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  2. Pedro, es impresionante la postura tanto etica como academica de tu planteamiento, es verdad e importante entenderse con esos dos conceptos, pero en una sociedad altamente polarizada, sin equilibrio (aparente), sin protesta, con baja tolerancia y sobre todo con una autoestima colectiva baja (recordando a Manuel Barroso), hay que hacer grandes esfuerzos por equilibrar esa balanza, pero no todo esta mal, ni perdido, hay fe y esperanzas individuales que agrupar.

    Lo que si comparto es lo mal dicho por nuestro Presidente.

    Saludos.

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  3. Estimado Pedro, gracias por compartir tu artículo. En los últimos tiempos me ha dado por leer Historia de la Antigua Roma, especialmente el último siglo de la República (Cayo Mario, Cornelio Sila, Cayo Julio César y el ascenso de su heredero, Octavio llamado después César Augusto).
    Los paralelismos y similaridades de las condiciones y circunstancias de hacen 2000 años que con algunos ajustes de nombres aplican asombrosamente en la política venezolana /y en la de otros países también) me convencen de que el ser humano no ha cambiado. Las ambiciones, las miserias, los egos, las traiciones, la hipocresía, las virtudes y los defectos siguen siendo los mismos.
    El concepto actual de Libertad Democrática es, históricamente hablando, algo reciente. La Democracia de los antiguos Griegos era otra cosa. En cambio el concepto del PODER es antiquísimo. Por eso quienes se enfocan en el poder le pasan por encima a las virtudes republicanas sin ninguna inhibición.
    En mis limitados conocimientos de Ciencias Políticas no he podido identificar la razón fundamental por la cual otras sociedades si son capaces de mantener un régimen de Libertad Democrática. Supongo que tiene que ver con el grado de evolución y civilización. Es decir, las sociedades como la nuestra, no son capaces de vivir en Libertad Democrática porque sus instituciones no han evolucionado y siguen siendo primitivas. Eso explicaría lo que ha pasado con nuestra Fuerza Armada: «Más pudo el interés que el amor que le tenía».
    Y sin embargo, el hecho de que existan instituciones aparentemente sólidas no es garantía de que estén a salvo del empuje de la codicia y las ambiciones personales de poder, elementos corrosivos siempre presentes.
    Mi conclusión es que hasta tanto la sociedad venezolana evolucione aprendiendo de sus errores, seguiremos en un régimen donde prevalece la ley del más fuerte.
    Eso no quiere decir que uno deba claudicar y resignarse, sino que sirve para ajustar la perspectiva y entender que el camino será largo y duro.
    Un abrazo.

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  4. Muchas gracias por los comentarios siempre es bueno contar con la opinión de quienes leen nuestras cosas y saber que alguien las lee eso es estimulante!! De nuevo mil gracias por leer y por tomarse el tiempo para opinar

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  5. Pedro Gonzalez caro y Juan Herman les estoy muy agradecido por sus escritos y comentarios tan acertados y enjundiosos. No podría haberlo dicho mejor. Estoy orgulloso de sus amistad y de ser colega de profesionales de vuestra valía.

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