José Gregorio Delgado Herrera – 28 de octubre de 2016
En uno de mis artículos sobre la salida constitucional, democrática y electoral que significa el Referendo Revocatorio señalaba: “En el contexto actual de la crisis multidimensional que se vive en Venezuela, el referendo revocatorio es una salida coherente, en consecuencia, no podemos obstaculizar por más tiempo su realización en el 2016, junto a la elección de los gobernadores y los legisladores en los estados, la democracia en Venezuela necesita de un aggiornamento, dejemos entrar los vientos electorales, y que el pueblo de ciudadanos exprese su deseo de actualización y puesta al día en sus liderazgos políticos, esta expresión de la soberanía popular, requiere de organización y movilización, en el contexto de los derechos políticos que en democracia se asocian con el sufragio, la participación y el referendo. Obstaculizar esta vía de solución a la crisis político institucional, es dejarse llevar por la discapacidad política que significa dar la espalda al pueblo mismo. Esta condición se impone en la vida política venezolana, que muchos caracterizan en el déficit de democracia y de ciudadanía, mientras que, el liderazgo político se comporta como los “tres monos sabios” de la cultura japonesa, al negar el referendo revocatorio en el 2016 y cerrar las salidas constitucionales a la situación actual, que se vive en el país como crisis multidimensional”[1].
Hoy la pesadumbre y el decaimiento están presentes en la mente y el corazón de una muchedumbre opositora, ante las decisiones judiciales de carácter penal que en seis estados suspenden el Referendo Revocatorio, sin olvidar que aún se esperan nuevas “sentencias”. Sin embargo, el esfuerzo popular por superar los obstáculos al Referendo Revocatorio (RR) aún continúan en la inmensa mayoría, entre el 70% y el 75% del pueblo venezolano quiere el RR, incluidos partidarios del chavismo que recuerdan el legado de Hugo Chávez, promotor de este Derecho, especialmente ante la negativa evaluación del gobierno de Nicolás Maduro Moros.
Hoy hablamos de un cierre del camino democrático, con la anuencia de jueces penales que dictan medidas cautelares, a partir de los datos de un invocado “fraude electoral” sustentado en los datos de muertos, inhabilitados y menores de edad, firmantes en la recolección coordinada por la MUD, aunque, según el informe del CNE, estas firmas no forman parte del 1% cuyos efectos se pretenden suspender judicialmente, para evitar el paso de la recolección del 20% de solicitudes que sustenta nuestro derecho al referendo revocatorio en los términos del artículo 72 de la Constitución. Es un cierre del camino democrático, cantado de antemano por los voceros del PSUV, para ser los verdaderos “héroes de la patria área” soñada por el Madurismo, que le tiene miedo al pueblo en la calle ejerciendo sus derechos, hasta el punto que ha suspendido la realización de las elecciones comunales, pues, no son capaces ni de ganar en buena lid las vocerías de los consejos comunales, de allí su insistencia en suspender la voluntad soberana de las comunidades hasta el 2017, véase Resolución N°28 del Ministerio de la Comunas de fecha 23 de junio de 2016.
Pero volvamos a nuestras reflexiones centrales, derivadas de la suspensión del RR. Este canto funesto es un cierre del camino que a nadie debe sorprender, ante la “activa preocupación por la justicia” que demuestran los voceros oficiales. Sin embargo, unas medidas cautelares penales no deben afectar la soberanía popular, ante un dato: estas medidas se toman fuera de la competencia por tribunales penales y sus notificaciones se encuentran plagadas de errores, se nota que los olvidos del “corte y pega” son propios del apresuramiento de los querellantes en contra de los solicitantes del RR. Los vientos electorales necesarios para los cambios se han visto obstaculizados, al mejor estilo de los “salteadores de caminos”. Sin embargo, “la trampa sale”.
La soberanía popular requiere de organización y movilización, en el contexto de los derechos políticos que en democracia se asocian con el sufragio, la participación y el referendo. En tal sentido, ante el cierre del camino electoral, la voz del pueblo se debe hacer oír en las calles y plazas, en manifestaciones públicas pacíficas y coherentes con el pensamiento democrático que se deben expresar en el marco de nuestra golpeada Constitución. También en la opinión pública y la información de quienes siguen respaldando el RR, superando sus obstáculos y exigiendo un derecho. Este cierre de caminos tiene un efecto positivo: le quita la careta a más de un líder que se niega a medirse electoralmente y que pretende a gritos quitarse la chapa en su condición de “discapacidad política” mientras intenta simular un triunfalismo de espaldas al pueblo mismo, es un baile de carnaval donde la música que se apaga, deja en medio de la pista a quienes intentan mantenerse en el poder, mientras el titular de ese poder soberano le participa por micrófono y parlantes “¡Fuera ya!….. No me convence tu mandato, gracias por tus malos servicios a la democracia”.
Este cierre de camino democrático por la vía judicial, tiene patas cortas. Nos asombra la celeridad de las rectoras del CNE, que “acatan” la suspensión de la recolección del 20% de manifestaciones de voluntades pautadas para los días 26 al 28 de octubre de 2016. Llama poderosamente la atención que en el pasado cercano se dieron días adicionales para tomar decisiones de interés para el soberano, y en esta oportunidad, la inmediatez de las rectoras del CNE se manifiesta, contribuyendo al cierre del camino democrático, mediante una suspensión que se concreta en una nota de prensa. ¿Es que acaso, comparten la idea de “cerrar las salidas constitucionales a la situación actual”? Esperemos que no y que sean capaces de dar una nueva oportunidad a la democracia, den vida al 20% de voluntades, que el pueblo se manifieste libremente, como solicitante del RR.
No hacerlo o esperar por decisiones del TSJ, debilitando la potestad del Poder Electoral, es confirmar la tesis que toma cuerpo. El cierre del camino democrático da chance a que se califique a partir del 20 de octubre en Venezuela la existencia de una dictadura, ante la ruptura del hilo constitucional, por actuaciones combinadas de los órganos en los poderes Ejecutivo, Judicial y Electoral. Si antes había dudas, ahora se reafirma en la mente de personas y en los pronunciamientos de las organizaciones: “¡Estamos en una dictadura!” Cuando se cierra el camino a la Democracia, damos paso a los atajos que conducen a la Dictadura, la línea roja se cruza de un régimen a otro, cuando se suspende indefinidamente el RR y se dan continuos actos de desconocimiento y violación de la Constitución.
[1] http://revistasic.gumilla.org/2016/a-contarnos-ya-sometamos-el-gobierno-a-la-soberania-popular/
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