
Héctor Antolínez
Para Juan Guaidó la salida de Iván Duque de la presidencia de Colombia representa no solo la pérdida de uno de sus principales aliados en la región sino además otro en una larga lista de aliados perdidos que continuará posiblemente con Brasil
Si bien en el mundo parecieran existir gobiernos sin un fin claro en su horizonte, en el caso del interinato la puesta de sol parece no solo estar bastante clara, sino también bastante cercana. Juan Guaidó ya no cuenta con un fuerte apoyo interno y cada vez son menos sus aliados fuera de Venezuela.
El 7 de agosto Iván Duque, quien posiblemente ha sido su aliado más importante desde que asumió la conducción del llamado gobierno interino en 2019, dejará el poder y lo entregará a Gustavo Petro, un hombre que si bien ha mantenido sus distancias con Nicolás Maduro, ha señalado en repetidas ocasiones que planea su reconocimiento y el restablecimiento de las relaciones con Miraflores.
Tras haber perdido aliados en Argentina, Chile, México, ahora en Colombia, y muy posiblemente en el futuro, en Brasil, el apoyo del interinato de Guaidó se ve reducido a solo Estados Unidos y la Unión Europa, esta última, marcando cada vez más distancia, ¿hasta qué punto lo reconocen como máxima autoridad venezolana?
Y es que ni siquiera Estados Unidos, principal sostén del interinato, se puede contar ya entre los aliados infalibles de Guaidó. El politólogo Fernando Spiritto así lo señala haciendo énfasis en cómo la invasión de Rusia a Ucrania cambió el panorama de las relaciones entre Washington y Caracas.
“El apoyo ha venido cambiando. Desde la invasión de Ucrania las prioridades de EEUU han variado, hacen Real Politik y el interés de ahora es el petróleo, la inflación que tienen se debe al aumento del precio de la energía, por ende EEUU está muy claro en que antes que Guaidó y el desconocimiento de Maduro, el petróleo de Venezuela es lo más importante ”, explicó.
Esta soledad para el interinato podría parecer que es lo único que presagia su posible final. Sin embargo, la realidad interna también lo hace. Con las primarias anunciadas para el 2023, Spiritto estuvo de acuerdo en señalar que ese evento es la fecha de caducidad del mandato de Guaidó.
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Las primarias y un gesto que hace falta
Antes que se concrete el fin del gobierno interino, Juan Guaidó sigue a través de la Plataforma Unitaria, teniendo un rol relevante en la política nacional y a través de las negociaciones con el gobierno de Maduro, podría ser capaz de ejercer presión en un tema principal: el voto de los venezolanos en el extranjero.
Sin mayor poder sobre el destino de Monómeros, que Gustavo Petro ya dijo se definirá luego que un panel evalúe bien lo que ha ocurrido con esa empresa, pareciera que solo presionar para lograr el importantísimo voto de venezolanos en el extranjero en el 2024 es la única ruta que tiene Guaidó para dejar algún objetivo cumplido antes de alejarse. Aun así, con la parálisis institucional del CNE tras el vacío dejado por Tania D’Amelio (ahora en el TSJ), este objetivo parece fuera del alcance del presidente encargado.
Jesús Castellanos, politólogo y experto electoral, expresó que es vital que se luche y se procure asegurar la participación de los venezolanos fuera del país, tal y como lo dijo “mostrarle al régimen que los venezolanos en el extranjero también son objeto de derecho político”, y a todas las fuerzas políticas en el país, “que los que están fuera también tienen derecho a ser escuchado y marcar su posición con respecto al rumbo de la nación”.
Transición pacífica y rendición de cuentas
En referencia al propio rol que pudiera tener Guaidó una vez se defina quién será el candidato de la oposición para el 2024, lo único que podría hacer, al menos según la lectura que Spiritto ofrece, es hacerse a un lado y favorecer una transición de liderazgo político al vencedor de las primarias.
“Yo estoy descartando que Guaidó va a ganar esas elecciones, no creo que las vaya a ganar. O se presenta y pierde o no se presenta”, comentó el académico.
Spiritto cree que lo único que puede hacer el interinato una vez se conozca el nombre del candidato o la candidata, es “rendir cuentas y disolverse”. Agregó que otra ruta, podría convertirse en una iniciativa que más que ayudar podría perjudicar las posibilidades opositoras de aspirar a una victoria en las presidenciales.
“El problema es que si seguimos y el interinato insiste en ejercer su liderazgo puede causar desmotivación en el pueblo opositor, porque el reto principal es movilizar a ese pueblo, pero con una institución sin capital político y con interrogantes respecto al manejo de activos, eso no será posible. Será una carga”, sentenció.
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