Polítika UCAB

El Gobierno colombiano negociará con 2.000 guerrilleros que pertenecían a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que no participaron en los diálogos de paz de 2016. Los rebeldes mantienen su actividad y son parte de los hechos de violencia que aún se producen en el país.

«Se establecerá una mesa de diálogo entre el Gobierno y el Estado Mayor Central (EMC) de las FARC», informó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, el pasado 13 de marzo en sus redes sociales. Ese mismo día, la Fiscalía levantó las órdenes de captura que tenía contra 19 líderes de las organizaciones irregulares que ahora participarán en las negociaciones.

Para Petro ha comenzado «el segundo proceso de paz», ya que ha reanudado las conversaciones con el grupo más grande de disidentes que tuvo las FARC. Además, el Ejecutivo viene negociando con el Ejército de Liberación Nacional desde 2022, con quien aún no ha logrado acordar un cese al fuego.

Con respecto a la actividad del EMC, en junio de 2021 atacó con disparos de fusil a un helicóptero en el que viajaba el presidente de ese entonces, Iván Duque, quien en 2019 decidió suspender los diálogos de paz. Ese mismo año y después de ese atentado, hicieron explotar una bomba en una estación policial de Bogotá en donde murieron dos menores de edad.

En un acto del departamento del Cauca, el mandatario había asegurado que “la mitad de las personas armadas están en diálogo por un proceso de paz con el Gobierno” y que aún faltaba la otra mitad. Otro de sus objetivos es concretar encuentros con el Clan del Golfo y la Segunda Marquetalia, organizaciones criminales que no formaron parte o abandonaron los procesos de paz de 2016.