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Las verdades sobre la Primaria

Benigno Alarcón Deza

¿Cuántas personas votaron en la Primaria?

A pesar de los intentos de personeros del gobierno de cantar fraude en unos comicios que no le pertenecen y cuyos resultados todos los contendientes aceptaron, y de hablar de una participación de apenas unas 500 mil personas en todo el país y el exterior, la realidad es que las cifras presentadas por la Comisión Nacional de Primaria en su último boletín oficial, dado a conocer en la noche del martes 24, son muy diferentes. Con más del 90% de las actas escrutadas, el total de votos asciende a 2.440.415. Y aunque el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno no hizo observación del proceso propiamente, la plataforma Creemos Alianza Ciudadana, íntimamente ligada a este Centro y con presencia en diez estados del país, sí participó activamente, y gracias a ello pudimos conocer lo que sucedía en estados como Mérida, Táchira, Barinas, Zulia, Lara, Carabobo, Miranda, Distrito Capital, Anzoátegui y Monagas. Asimismo, organizaciones como el Observatorio Electoral Venezolano y la Asamblea de Educación, que cuentan con una importante experiencia y experticia en observación electoral, participaron en el proceso y certifican tales niveles de participación. 

Ahora bien, si usted es de esos ciudadanos que desconfía de todo el mundo, como suele pasar en nuestro país, no le será difícil sacar sus propias conclusiones si el domingo 22 se acercó a algún centro de votación o vio las fotos o los videos enviados por familiares y amigos en los que sí confía. 

Redondeando números, si a lo largo y ancho del país se instalaron algo más de 5.000 mesas de votación, y entre Venezuela y el exterior votaron unas 500.000 personas, ello implicaría que en cada mesa votaron entre 80 y 90 personas (restando el voto en el exterior). Si los centros estuvieron abiertos en promedio unas 8 horas, entonces habrían votado unas 8 personas por hora. ¿Es eso lo que usted vio? Yo no. 

Si por el contrario partimos de que en la Primaria votaron unos 2.440.415. ello implicaría que en la jornada del domingo votaron algo más de unas 400 personas por mesa en Venezuela, que equivale a unas 50 personas por hora, o sea un volumen similar al que habría por mesa en una elección presidencial con alta participación. Esto se parece mucho más a lo que todos vimos, con la diferencia de que en una elección presidencial hay alrededor de 40.000 mesas instaladas.

Como dato adicional, merece destacarse que el proceso estaba diseñado para unas 3.100.000 personas en el país y unas 400 mil en el exterior. Sin embargo, se imprimieron 4.000.000 de boletas para cubrir cualquier imprevisto y ocurrió que en 18 centros de votación se agotaron los materiales de votación. La sorpresa fue que esto haya ocurrido en algunos centros remotos como en el páramo andino. La concurrencia determinó que algunos centros cerraran entre las 5 y 6 pm, e incluso hubo seis que concluyeron después de las 7 pm. 

Saque entonces usted sus propias conclusiones.

¿Quién ganó la Primaria?

Aunque la pregunta parece necia, como ha habido quienes han cuestionado el resultado, toca decir que los resultados colocan a María Corina Machado como la ganadora indiscutible del proceso con 2.253.825 votos (92.35%), mientras que los restantes nueve candidatos sumados lograron apenas un 6,70%.

Mientras algunos incluso han afirmado que tal resultado es imposible, vale la pena destacar que dichos resultados coincidieron con los de la última encuesta presentada por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB el pasado 11 de octubre, donde afirmábamos que María Corina Machado contaría con alrededor de un 88,8 % de los votos de quienes mostraban una probabilidad alta o muy alta de votar.

¿Qué obstáculos tuvo que superar la Comisión Nacional de Primaria?

La Primaria se realizó pese a múltiples presiones que se ejercieron, tanto desde el gobierno como desde actores de oposición, sobre los miembros de la comisión organizadora, y que, hasta el último minuto intentaron que se abortará el proceso ante lo que lucía como un desenlace inevitable. El intento más evidente fue el del candidato de Acción Democrática, Carlos Prosperi, quien llevaba varios días formulando denuncias contra la organización de la primaria, e hizo el planteamiento público de posponer el evento y desconocer sus resultados, y que, pese a que fue invitado a la sede de la Comisión Nacional de Primaria para tratar de aclarar sus dudas, al salir de allí, siguió declarando públicamente -con argumentos similares a los del gobierno sobre fraude y supuestas inconsistencias del proceso.  La intención de Prosperi, al parecer, no era la de posicionarse como segundo en la contienda sino deslegitimar la elección primaria. La renuncia a su candidatura, horas antes de la primaria, llegó a estar planteada, pero fue contenida finalmente por el CEN de AD y de allí que en su misma declaración en la que cuestionaba el proceso dijera que igualmente seguía participando como candidato. 

Asimismo, el domingo 22, cuando concluía la jornada, la Comisión Nacional de Primaria tenía proyecciones de resultados y participación, sin embargo, hubo mucha presión para que no se dieran a conocer. Se llegó al punto de amenazar a la directiva de la Comisión de Primaria con que si daba la cifra de los 2,5 millones de votos, corría el riesgo de detención. Esos ataques y presiones, así como el bloqueo de internet y sistemas de transmisión a partir de las 5 pm del domingo, impidieron que se dieran los resultados más temprano como se esperaba.

En esa misma línea, es importante resaltar que el buscador de la primaria –que permitía a las personas saber dónde estaba ubicado su centro de votación- fue bloqueado más de 40 veces. A pesar de ello, se registraron cerca de 5.360.000 consultas en la semana y el domingo 1.160.000, lo que demuestra el interés generado por la primaria, tal como se había evidenciado de nuestros estudios de opinión pública.

A todas estas, ¿qué era lo que buscaban algunos opositores y el gobierno con la posible suspensión de la primaria? Básicamente se pretendía evitar la legitimación de María Corina Machado como líder de la oposición. Aunque hubo unos 700.000 votos menos que en la primaria de 2012, hay que tomar en cuenta que Venezuela hoy es un país distinto marcado por una diáspora de más de 7 millones de personas, de los cuales al menos la mitad son electores mayoritariamente de oposición, además de los desplazamientos internos por problemas en la provincia. Pero con el margen obtenido, Machado termina sacando más votos que Henrique Capriles en 2012. 

¿Cuál es la verdad sobre la denuncia de Prosperi sobre la entrega de las mesas de votación al partido Vente de María Corina Machado?

Los listados para la selección de miembros de mesa sumaban unas 60 mil personas, la mayoría de los partidos políticos y una cuarta parte de la sociedad civil. Pero al momento de las capacitaciones se presentaron solo unos 30 mil miembros de mesa, mayoritariamente de sociedad civil y del partido Vente, lo que refleja la grave crisis de los partidos políticos que no cuentan con la gente que creían tener. Aun así, la Comisión Nacional de Primaria incluyó, sin haber cumplido con el requisito de la formación, a un importante número de miembros de mesa designados por los demás partidos para garantizar el equilibrio de la representación política en cada mesa. 

¿Por qué el gobierno permitió la realización de la Primaria?

En toda esta situación, no se puede perder de vista que la Primaria fue posible gracias a las negociaciones entre el gobierno de Estados Unidos y el de Maduro. Hay quienes dicen que fue parte de las conversaciones en Barbados, pero realmente, en estos momentos, aun reconociendo la loable labor de Gerardo Blyde al frente del equipo negociador, la oposición no tiene la fuerza necesaria para que el gobierno pudiera considerar seriamente permitir la consulta.

Estados Unidos entendió que la Primaria era el único mecanismo por el que hoy en día se podía legitimar a un liderazgo de oposición, por lo que estuvieron dispuestos a hacer importantes concesiones para garantizar su viabilidad, tras lo cual se firmó el acuerdo de Barbados y se otorgaron las concesiones y levantamiento de sanciones pocas horas antes del proceso comicial del 22 de octubre.

El gobierno venezolano, pese a que se habría comprometido a no tocar la Primaria, continuó ejerciendo amenazas y presiones, directa e indirectamente a través de opositores cooptados, para suspenderla, y censuró a los medios de comunicación para que no brindaran cobertura. 

La realidad es que el gobierno apostó a que una suma de factores, entre ellos la autogestión de una Primaria con escasos recursos; las amenazas y presiones a los miembros de la Comisión Nacional y las juntas regionales, así como a quienes aportaban locales para la celebración de los comicios; la desinformación; además de las luchas intestinas entre opositores, harían fracasar una Primaria sin tener que impedirla directamente, a cambio de una flexibilización de sanciones que podría traducirse en un sustancial aumento de sus ingresos, tan necesarios en un año electoral. 

¿Qué viene después de la Primaria?

Ahora, lo que vendría es el cumplimiento de lo acordado: mayor flexibilización de sanciones a cambio de continuar con la liberación de presos políticos y la habilitación política de todos los sancionados por la Contraloría, y en especial de quien se ha ganado el derecho a representar a la oposición en la próxima elección presidencial, entre otros temas que habrían sido pactados, aunque no publicitados.

Pero cuando todo pareciera estarse concretando según lo acordado, el gobierno de Maduro, como suele suceder cada vez que toca concretar los acuerdos políticos en cada negociación que hasta ahora ha habido, pareciera intentar sorprender a todos con otra carta que se saca de la manga, como es la amenaza de procesos judiciales y cárcel para los directivos de la Comisión Nacional de Primaria, en un posible intento por tratar de cambiar el foco y quitarle peso a las habilitaciones en las próximas reuniones de control y seguimiento de los acuerdos. El planteamiento del fraude en la Primaria busca generar una nueva narrativa y un nuevo enfoque en la negociación. Por eso Jorge Rodríguez insiste en una reunión urgente.

Es innegable que el gobierno se está moviendo en todos los tableros para que se sigan eliminando sanciones porque necesita mucho dinero para enfrentar una campaña presidencial con un mínimo de credibilidad en 2024; pero le será difícil lograrlo si no cumple con los compromisos políticos. El compromiso de habilitación, aunque no quedó expresamente firmado en Bridgetown, como ocurrió con otros temas, ha sido recordado por la vocería estadounidense en varias oportunidades durante los últimos días. Tratar de desviar el rumbo de las negociaciones, utilizando ahora las amenazas contra los miembros de la Comisión Nacional de Primaria como una nueva carta de intercambio por sanciones podría tener consecuencias contraproducentes para el gobierno venezolano que, lejos de lograr extorsionar a los negociadores norteamericanos, podrían terminar alejándolos de la mesa para deshacer todo lo hasta ahora pactado en condiciones que superaron las concesiones que cualquier analista imaginaba como posibles de parte del gobierno norteamericano. 

Otro tema importante es el de la relación de María Corina Machado con el resto de los partidos de oposición, y en especial con la Plataforma Unitaria. En estos momentos, la expectativa que tiene la mayoría de los venezolanos es que ella no solo es la candidata a la Presidencia sino la líder de la oposición, lo que algunos voceros partidistas parecieran no aceptar, colocándose de espaldas al mandato dado por sus propias bases el pasado 22 de octubre.

En las primeras horas, tras darse a conocer los resultados de la Primaria, los movimientos de Machado han sido acertados. Fue muy precisa al decir que no era la candidata de la Plataforma Unitaria y ni siquiera de VENTE, sino de la gente. Ello está representando algo que es muy importante, que es la posibilidad de cambio a través de un esfuerzo correcto que lo haría posible, donde lo personal se rinde ante lo colectivo. 

El escenario de un proceso de cambio política cobra más fuerza de cara al 2024, lo que se mantendrá en la medida en que los diferentes actores sepan mover las piezas en este complicado tablero estratégico.

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