Editorial N° 142
La revolución de las miserias
Daniel Fermín Álvarez – 17 de febrero de 2017
La coyuntura nos tiene de noticia en noticia. Los señalamientos –gravísimos– al vicepresidente por narcotráfico y terrorismo, la salida del aire de la cadena CNN producto de la censura oficial, la visita a la Casa Blanca de personeros de la oposición y la posterior declaración pública de Washington sobre Venezuela. No es para menos: pasa de todo y no hemos terminado de digerir la última noticia cuando ya hay otra nueva, peor, más increíble. Pero en ese trance permanente, a veces perdemos de vista los problemas estructurales, los que yacen tras 18 años de una revolución que, habiendo prometido acabar con la pobreza, hoy ha multiplicado la cantidad de pobres en todo el país.
Se han presentado los resultados de la última Encuesta sobre Condiciones de Vida, un esfuerzo que, desde hace algunos años, adelantan en conjunto la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Católica Andrés Bello. La situación es trágica. 81,2% de los venezolanos, de acuerdo a este estudio, viven en la pobreza. Es una cifra que aturde, nunca vista desde la modernización de Venezuela. Hay que recordar que en 1998 cifras oficiales ubicaban la pobreza en 45% y que en 2014 esas cifras, también oficiales, ascendían a 48%. Lejos de las reivindicaciones cacareadas, esta ha sido una revolución de las miserias, en la que miles de familias venezolanas se enfrentan hoy, como nunca antes, a vivir en las más terribles circunstancias.
Abrimos la edición con la Mesa de Análisis, Ysrrael Camero nos trae la segunda entrega de “Acercándonos a las crisis de la democracia en el siglo XXI” que, tras analizar los factores que han incidido en estas crisis desde la caída de la Unión Soviética, culmina con dos interrogantes para la reflexión: “¿Es posible globalizar la democracia? ¿Es posible democratizar la globalización?”.
Por su parte, Margarita López Maya escribe “A 25 años del 4F”. La historiadora reseña los hechos de la intentona golpista liderada por Hugo Chávez e invita a una comprensión desapasionada y despolarizada de aquel acontecimiento que permita buscar una salida compartida a la situación actual.
En Debate Ciudadano, Carlos Romero escribe “La Justicia Socialista nuevamente aparece en la agenda política”, y afirma que el relanzamiento de la Misión Justicia Socialista busca movilizar a las bases oficialistas en un año electoral.
En Bitácora del Poder, Fernando Arreaza presenta “La cacería del descontento político”. Arreaza analiza las dificultades del liderazgo venezolano para capitalizar el descontento y desarrolla cómo entender la agenda pública es fundamental para ese fin.
En Perspectiva Social, Carlos Carrasco escribe “Aquí estamos y seguiremos luchando”, una declaración de principios de una juventud que está decidida a vivir en libertad.
Si bien la superación de la pobreza es nuestro mayor reto como sociedad, los datos de la ENCOVI muestran que no es, ni remotamente, nuestra única causa de alarma. La seguridad sigue siendo un problema medular, sobre todo para los jóvenes. 76% de las 28.479 personas asesinadas en 2016 era menor de 35 años.
En la alimentación, vemos la misma película. Más de 74% de la población manifestó haber perdido casi 9 kilos en el último año y 86% admitió alimentarse a lo sumo dos veces al día. Y luego, algo que comienza a aparecer: 4% de los entrevistados que admiten padecer de desnutrición.
También en lo educativo los hallazgos son parcos y, de nuevo, son los más jóvenes los que pagan los errores y fracasos de la revolución: apenas 1 de cada 5 venezolanos entre 18 y 24 años del quintil más pobre tiene acceso a la educación, y esto se reproduce en los niños entre 3 y 5 años, donde, entre el quintil más pobre, la mitad no posee acceso al sistema educativo.
De modo que, 18 años después, ¿Qué fue de la revolución? ¿Qué hay luego de la mayor entrada de renta petrolera en la historia de Venezuela? ¿Qué legado dejó un sistema que tuvo todos los recursos y que gozó del control de todos los poderes y el favor popular? Lo que está a la vista no necesita anteojos: los venezolanos escarban de la basura para poder comer entre la resaca que dejó el fin del último espejismo petrolero y el festín de saqueo y rapiña que le acompañó.
Venezuela es hoy el país de la inequidad, de la pobreza, la malnutrición y la violencia. El país del “no hay”, de la anomia y la erosión del vínculo, de la crisis de confianza y de valores. Todo esto es el legado, todo esto el desafío de los venezolanos de hoy en la construcción de la Nación del mañana. Y es que hará falta el esfuerzo y la participación de todos los patriotas genuinos para lograr salir de esta, la revolución de las miserias
Categorías:Editorial, Opinión y análisis
Esta realidad no perturba la rutina de las mismas víctimas que anómicamente repiten la misma conducta mansa y mancilladamente sometiéndose a los designios de la dictadura!
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