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Tendencias, facciones y fracciones en la política venezolana

Foto tomada de: https://www.crisisgroup.org/latin-america-caribbean/andes/venezuela/71-friendly-fire-venezuelas-opposition-turmoil

Juan Manuel Trak

Entender la política venezolana requiere, necesariamente, comprender la complejidad del mapa de actores existentes en el país. Para ello, es necesario identificar los grupos políticos en pugna y sus intereses subyacentes. Es por tal motivo que, quienes están acostumbrados a analizar los fenómenos políticos, distingan entre diversos tipos de actores. En este artículo vamos a distinguir tres grupos de actores con diferente nivel de incidencia en el proceso político: tendencias, facciones y fracciones.

Las tendencias son esquemas amplios de clasificación de individuos y organizaciones según una identidad compartida. El eje tradicional que divide las tendencias en las sociedades occidentales es la ideología. Las personas, los partidos, los medios de comunicación, entre otros, se ubican en algún lugar de este eje. La izquierda representa valores como la igualdad, la libertad, el progreso y el reformismo, mientras que la derecha la tradición, el orden, la jerarquía y el nacionalismo. Vale decir que, si bien el uso de estas categorías está muy extendido, lo cierto es que se presta a mucha confusión, sobre todo cuando se le incorpora la relación entre Estado y Mercado, o aspectos valorativos más contemporáneos como los derechos a minorías, el medio ambiente o temas polémicos como: aborto, matrimonio igualitario o legalización de las drogas. 

En cualquier caso, hablar de las tendencias ideológicas como eje de la lucha política en Venezuela parece tener poco sentido, toda vez que la división más importante en el espectro político venezolano tiene que ver con chavismo-antichavismo. En ambos bandos existen grupos de izquierda y derecha, sobre todo entre quienes se oponen al gobierno chavista. En el antichavismo existe un pluralismo ideológico que va desde Bandera Roja y el MAS a la izquierda, hasta movimientos nacionalistas y conservadores a la derecha, teniendo en el medio a  social-demócratas y liberales[1].

De esta suerte, difícilmente se puede hablar de un conflicto entre izquierda y derecha en Venezuela sin cometer errores analíticos graves. Reducir la lucha entre gobierno y oposición a una lucha ideológica es un contrasentido, ya que nubla el análisis y supone colocar dentro de la misma categoría a los partidos que apoyan al gobierno y buena parte de los partidos de la oposición. De allí que lo que mejor describe la división, y polarización, de la sociedad venezolana no es la ideología sino el apoyo o rechazo hacia la figura de Hugo Chávez y el proyecto político que representa.

En este contexto, dentro de cada una de estas tendencias existen facciones cuyos intereses los diferencian entre sí y permite visualizarlos fuera del esquema ideológico. Por facciones entendemos grupos organizados alrededor de un interés y visión compartida del proceso sociopolítico.

Dentro del chavismo existen, al menos, dos facciones. La primera es la facción “ideológica”, liderada por Nicolás Maduro, Cilia Flores, los hermanos Rodríguez y Jorge Arreaza, entre otros. Esta facción tiene un fuerte componente de personas provenientes de la izquierda borbónica venezolana –para citar a Teodoro Petkoff–, su interés es la construcción de un sistema político hegemónico que garantice su permanencia en el poder. La otra facción es la “militar”, siendo Diosdado Cabello su cabeza más visible, aunque también Padrino López y buena parte de los gobernadores y ministros exmilitares, entre otros. Estas dos facciones mantienen un equilibrio dinámico en el que se intercambian impunidad, negocios lícitos e ilícitos, así como feudos territoriales e institucionales, cuyo objetivo común es el mantenimiento del poder a toda costa.

En el caso de la oposición, la “faccionalización” es mayor. Existen, al menos, tres grupos cuya diferencia tiene que ver con la manera como entienden el cambio político y, por tanto, la forma de llegar al poder. En primer lugar, está la facción “minimalista”, representada actualmente por el MAS, Avanzada Progresista, Soluciones y un sector de COPEI. Este grupo busca el cambio político a través de elecciones sistémicas, asumen que la mejor forma de participar es aceptando las condiciones que el gobierno imponga para una elección, y consideran que la participación masiva es suficiente como para lograr un cambio de gobierno. Este grupo participó en las elecciones presidenciales de mayo de 2020 y, a pesar de sus propias denuncias de ventajismo y no reconocimiento del resultado, consideran que la única solución es la participación no importando mucho las condiciones, pues el voto de la gente sería suficiente para precipitar el cambio.

(Foto: AFP)

En segundo lugar, y en el extremo contrario, está la facción de los “maximalistas”, quienes han asumido que la única vía para lograr el cambio político es mediante una intervención extranjera. Más allá de todos los caminos que han propuesto para posicionar este tema (Art. 187.11 y 233 CRBV, TIAR, Intervención Humanitaria, R2P, consideran que la naturaleza criminal del gobierno impide cualquier salida electoral o negociada. Su objetivo es, entonces, que se pida una intervención y, dentro de su lógica, todo aquel que no comulgue con dicha idea es considerado “colaboracionista”. En esta facción están Vente Venezuela, ABP y algunos personajes de la vieja política venezolana, al tiempo que se le suman grupos nacionalistas y conservadores.

Finalmente, está la facción “G4”, representada en el Frente Amplio Libre Venezuela (FAVL), que es liderada por Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, acompañados de otros partidos y organizaciones de la sociedad civil. Este grupo cuenta con el control de la Asamblea Nacional y asumió la presidencia (interina) de Venezuela en la figura del diputado Juan Guaidó. En su seno conviven partidos de izquierda, social-demócratas y de centro derecha. La hipótesis de esta facción es que se requiere hacer presión nacional e internacional al gobierno con el fin de lograr una negociación en la que se establezcan condiciones mínimas para realizar elecciones presidenciales. Desde esta facción se han impulsado las sanciones a individuos miembros del gobierno y a PDVSA, el BCV y otras instituciones venezolanas, con el fin de lograr negociaciones con alguna de las facciones del chavismo, e iniciar un proceso de transición democrática.

Dentro de cada facción (así como a lo interno de los partidos) existen fracciones que son grupos más pequeños que compiten por el control interno de las organizaciones o instituciones. Una fracción dentro del chavismo eran los “chavistas disidentes”, quienes al perder la disputa sobre el control del PSUV fueron excluidos del mismo, tal como ocurrió con Elías Jaua, Jorge Giordani o Ana Elisa Osorio. Otras fracciones dentro de la coalición chavista son las correspondientes a los grupos con intereses económicos, mayormente ilícitos, que hacen vida en el país y cuya existencia y beneficios depende del mantenimiento del status quo.

Dentro de la facción militar del gobierno, también han surgido fracciones. La más importante era la que personificaba el ex ministro de Relaciones Interiores, mayor general Miguel Rodríguez Torres, quien manteniendo una importante ascendencia dentro de la institución militar desafió al gobierno de Nicolás Maduro, siendo ahora un preso político del gobierno. Otra fue la fracción dentro del mundo militar que lideró el general Manuel Cristopher Figuera, quien abandonó al gobierno y se alió a una parte de la facción del G4 durante los hechos del 30 de abril de 2019.  

En el caso del FAVL recientemente surgió la fracción de los diputados supuestamente vinculados con el escándalo de corrupción de los CLAP, quienes habían pertenecido hasta hace poco a Primero Justicia, Voluntad Popular y Acción Democráticas y que, con apoyo del PSUV, intentaron asumir ilegalmente la presidencia de la Asamblea Nacional.

Es importante señalar que las fracciones, tal como se entienden aquí, son distintas a las fracciones parlamentarias que representan alianzas políticas dentro del parlamento. Las fracciones aquí expuestas muestran las dinámicas internas dentro de las facciones político-partidistas existentes. Así las cosas, una de las premisas para cualquier cambio político es la unidad de la mayoría de las fuerzas que buscan la democratización, al tiempo que se persigue el resquebrajamiento de la unidad dentro del chavismo. Sin embargo, al día de hoy el gobierno se muestra más unido que nunca, mientras la oposición sigue su proceso de fragmentación.


[1] Ver: https://politikaucab.net/2017/01/26/encuentros-y-desencuentros-ideologicos-de-los-partidos-venezolanos-hoy/,

https://politikaucab.net/2017/02/24/encuentros-y-desencuentros-ideologicos-de-los-partidos-venezolanos-hoy-ii/).

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