Carta del Director

¿Qué implica para nosotros el Coronavirus COVID-19?

Carta del Director

| WAKIL KOHSAR / AFP

EDITORIAL

Benigno Alarcón Deza |23 de Marzo de 2020

«La imaginacion es la mitad de la enfermedad; la tranquilidad es la mitad del remedio; y la paciencia es el comienzo de la cura» (Ibn Sina, 980-1037, médico y filósofo persa).

Cerrábamos nuestro último editorial cuando la situación del COVID 19 comenzaba apenas a mostrar la dimensión de sus consecuencias en el escenario nacional y decíamos que ello podría traducirse en un estancamiento del conflicto político, en la extensión de un statu quo que, inevitablemente y al menos por ahora, jugaría a favor del régimen.

Lo que aún no alcanzábamos a ver, cuando escribíamos nuestro último editorial, era la magnitud de la crisis que el COVID 19 desataría no solo en Venezuela sino en el mundo entero. Su impacto ha implicado una especie de clausura del mundo, en donde todo gira en torno al virus y nada que no esté en su órbita es digno de atención alguna.

Tal situación inédita y la respuesta, también inédita, que se le ha dado, ha implicado el cierre, hasta nuevo aviso, de casi toda actividad humana, desde las grandes corporaciones transnacionales que envían a millones de personas a sus casas mientras intentan mantener algún nivel de productividad a distancia, seguida de las escuelas y universidades que intentan lo propio para no detener por completo el proceso educativo, al tiempo que las líneas aéreas dejan de volar, los parques apagan sus atracciones y las bolsas de valores sufren pérdidas que ya hoy superan un tercio del valor que tenían al iniciarse esta crisis, mientras las oficinas de gobierno, que no tienen un rol directo en su control, cierran también sus puertas.

Solo se mantienen activas aquellas actividades que de alguna manera contribuyen a hacer posible las medidas que los gobiernos han implementado para tratar de contener el contagio masivo de sus poblaciones, manteniendo a la mayor parte de sus ciudadanos en casa, o sea alimentación, medios de comunicación tradicionales y alternativos y servicios médico asistenciales, así como todo aquello que facilite la cuarentena en el arca de Noé en que hemos convertido nuestros hogares.

El desenlace de esta especie de experimento social universal inédito nadie lo tiene del todo claro, lo que aumenta los niveles de angustia de toda la población mundial. Por ello los conflictos que a diario se suscitan entre gobiernos nacionales, así como entre gobiernos nacionales y subnacionales. Y aunque por ahora el confinamiento pareciera ser la medida que goza de mayor consenso, su sustentabilidad y eficacia tropiezan con serias dudas ante un virus que llegó para quedarse, al menos mientras no se disponga a gran escala de una vacuna que haga más efectiva su contención, lo que genera tensiones cada vez mayores en la gobernabilidad de los sistemas nacionales e internacionales.

A las dudas que todo el mundo hoy tiene sobre la efectividad y las consecuencias políticas, económicas y sociales del virus y de las medidas adoptadas para su contención, no escapa de nuestro propio país sino que por el contrario, como resulta obvio, éstas se exponencian por la fragilidad de la gobernabilidad y las vulnerabilidades actuales de nuestro sistema. Es así como a las dificultades generadas por esta pandemia universal, se suman las condiciones pre-existentes de escasez de alimentos y medicinas, la crisis del sector salud, la hiperinflación, la opacidad y falta de información, entre otras muchas derivadas de la falta de políticas e instituciones que las puedan implementar, lo que pone en riesgo la gobernabilidad de un sistema que se mantiene en un equilibrio muy precario por la fuerza de un aparato represivo que durante una semana, más que por su eficiencia por miedo al COVID-19, ha logrado mantener a la mayoría de la población en sus casas.

Pero si bien es cierto que la primera víctima del coronovirus al día de hoy en Venezuela es la lucha democrática, hoy de cuarentena como casi todo en el mundo, las condiciones socio-económicas de la mayoría de la población dificultan el sostener esta situación por mucho más tiempo, y el régimen lo sabe, de ahí la línea enviada por Maduro en su alocución del pasado sábado al decir, en contradicción con lo impuesto por los órganos represivos del Estado, que el confinamiento es voluntario.

Tal contradicción asoma el dilema que enfrenta el régimen hoy, y que no es menor ni exclusivamente nuestro, entre sostener la cuarentena por 30 días, como se anuncia en el Decreto publicado en la Gaceta Oficial del pasado 13 de marzo, y flexibilizarla ante las dudas sobre cómo responderá una población mayoritaria muy vulnerable y que no tendrá dudas si se le empuja a elegir entre el hambre y la gripe. El problema para el régimen no es menor ya que ambas alternativas representan riesgos al statu quo, bien por la vía de un conflcito social por hambre o uno que se produce porque al flexibilizar el confinamiento el problema sanitario sale de control y las demandas se multiplican exponencialmente.

A todo evento, nadie debe generarse falsas expectativas, las crisis económicas, como hemos dicho en entregas anteriores, así como tampoco las generadas por otras tragedias humanas, suelen generar transiciones en regímenes autoritarios sólidamente establecidos. Pero lo que si está hoy a prueba, y de ellos depende tal solidez, independientemente de la alternativa que escoja el régimen entre mantener la cuarentena o flexibilizarla, es la capacidad del aparato represivo, tanto estatal como para-estatal, para ejercer un control efectivo sobre la sociedad.

Mientras tanto, es importante recordar que la superación de esta crisis es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. En un país con las vulnerabilidades del nuestro, el primer muro de contensión de esta pandemia es el que usted y yo, así como cada uno de nosotros, seamos capaces de construir mediante la responsabilidad y la solidaridad, que ha probado gozar de buena salud, tanto aquí como en otros países que confrontan esta crisis.

A tal fin, en www.PolítiKaUcab,net , hemos querido poner nuestro grano de arena colocando nuestros espacios a la orden para difundir información fidedigna y constructiva, producida por nuestros profesores y colaboradores, o referenciada de otras fuentes confiables, para contribuir, en alguna medida, a superar esta crisis.

Como nos recordaba hace unos días un amigo en uno de los grupos de WhatsApp en los que participo, «La imaginacion es la mitad de la enfermedad; la tranquilidad es la mitad del remédio; y la paciencia es el comienzo de la cura» (Ibn Sina, 980-1037, médico y filósofo persa).

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