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La carrera de obstáculos de la Primaria

Si bien la Comisión Nacional de Primaria parece estar trabajando sin estridencias para cumplir con su labor de lograr la selección del candidato unitario opositor para las elecciones presidenciales de 2024, aún faltan muchos aspectos a decidir para que los comicios fijados para el próximo 22 de octubre se realicen con éxito. Entre ellos están pendientes el método de elección; si habrá voto o no de venezolanos en el exterior; la obtención de los recursos; el reglamento de postulación donde los candidatos se comprometen a respetar las normas, los resultados y el respaldo al ganador; y la  presentación de un programa mínimo de gobierno. Y, por supuesto, falta por definir uno de los aspectos más importantes que es la participación o no del Consejo Nacional Electoral

Benigno Alarcón Deza

La Primaria es hoy el hecho político de mayor relevancia para el país. Es por ello que desde que el pasado 15 de noviembre, cuando se instaló formalmente la Comisión Nacional de Primaria (CNP), hemos dedicado varios de nuestros artículos y editoriales a hacer seguimiento de este tema y del trabajo que sus miembros han estado desarrollando, en lo que pareciera ser una carrera de obstáculos, para cumplir con la labor que les encomendó la Plataforma Unitaria, que es nada menos y nada más que la elección del candidato único opositor a las elecciones presidenciales de 2024.

Durante los últimos cuatro meses, sus miembros se han estado reuniendo con diferentes sectores de la sociedad civil y con representantes de organizaciones internacionales con la finalidad de intercambiar puntos de vista sobre cómo se debe llevar adelante un proceso que no resultará nada fácil en un país inmerso en una crisis política, económica y social de grandes proporciones.

Uno de los aspectos que ha requerido de mucho trabajo ha sido el de la conformación de las Juntas Regionales Electorales en todo el país. De unas mil personas que se postularon, bien por iniciativa propia o por decisión de los partidos, finalmente se logró escoger a las 240 que son necesarias para cubrir los 23 estados y el Distrito Federal. Tal decisión sigue sin anunciarse, y el temor entre algunos es que los partidos estén ejerciendo presión para modelar la conformación de las juntas regionales, que deben estar integradas por personas sin vinculación partidista. Pero como en las regiones todos se conocen, el mejor indicador de los aciertos o desaciertos en el nombramiento de estas juntas, en las que la CNP da un paso trascendental para el éxito de la primaria, lo tendremos en las reacciones que se generarán. Esperemos que las reacciones de respaldo sean las mismas que la CNP tuvó tras su conformación.

En relación con los métodos de votación, la situación se ha tornado un tanto complicada porque en las últimas semanas ha habido una especie de crispación general y se ha desarrollado una campaña muy tóxica y dura que generaría candidaturas muy polarizadas a las que podría ser dificil legitimar como líderes de la unidad que cohesionen a los votantes de diferentes partidos o que apoyan a diferentes liderazgos.

En ese sentido, y para tratar de fortalecer el proceso, hay diferentes organizaciones que han planteado distintos métodos para garantizar que la selección sea lo más sólida posible. Entre las opciones que se barajan destacan: voto simple; voto múltiple; voto múltiple con ordenación, voto con doble vuelta. Y cada uno de ellos tiene sus pros y sus contras, desde el punto de vista político, técnico y financiero.

La decisión que se tome en este caso es crucial para el éxito de las primarias. Si alguien gana con un 2% de ventaja sería una tragedia porque el proceso sería muy cuestionado y, probablemente, se exigiría una revisión de los resultados. Esto es lo que podría pasar si eventualmente la decisión de la CNP se inclina por el voto simple, dado que, por lo menos hasta ahora, hay muchos candidatos que han manifestado su intención de participar en el proceso, y quienes encabezan las diferentes mediciones de opinión pública mantienen márgenes muy estrechos entre ellos.

En cambio el método de selección múltiple, que es el que propone el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la UCAB, tiene como ventaja que evita la polarización, que de por sí ya se está produciendo, lo que ha generado que algunos candidatos terminen destruyéndose mutuamente y alejando a los votantes del proceso de primaria y, dependiendo de sus resultados, de la elección presidencial, lo cual sería el escenario ideal para el oficialismo. 

Otro tema en el cual se viene trabajando es en una posible consolidación de alianzas para la observación electoral. Porque aunque una primaria no es un proceso que determine la escogencia de un cargo público, tiene otras características que resultan interesantes para las organizaciones que hacen labor de observación. Esto, esencialmente considerando que ellas tienen en mente la elección presidencial de 2024 y las parlamentarias, regionales y municipales de 2025.

¿Con o sin CNE?

Uno de los puntos que es crucial, pero que aún sigue siendo materia pendiente, es el de la participación del Consejo Nacional Electoral en la elección primaria. En estos momentos, se está a la espera de la reunión que debería realizarse en los próximos días con la directiva del ente comicial para empezar a tomar decisiones o discutir sobre dos de los puntos que son cruciales: lograr que se permita la apertura de unos cuatro a cinco mil centros de votación en todo el país y la actualización del Registro Electoral (RE).

Con respecto al primer punto, es evidente que mientras se pueda contar con un mayor número de centros de votación se abren más posibilidades de participación, aunque esto dependerá también de la movilización de los partidos y candidatos. Sobre la actualización del RE, actualmente hay un solo centro de registro y actualización por estado, los cuales funcionan en las Oficinas Regionales Electorales (ORE), ubicados en las capitales, y el planteamiento es que por lo menos haya uno por parroquia (1.338 parroquias, es la cobertura mínima que se espera) o por municipio (335 municipios)  para solucionar los problemas que existen especialmente de cara a la elección presidencial. Esta sería la participación del CNE; básicamente un apoyo técnico y logístico.

Para la Comisión Nacional de Primaria, lo importante es su control de los otros puntos, como la fecha de la elección que ya fue establecida para el próximo 22 de octubre; cómo se van a nuclear los centros; qué candidatos participarán; selección de los miembros de mesa, los escrutinios y el anuncio del ganador. Los candidatos y partidos deciden quiénes serán los testigos de mesa. Ahora, el cronograma está planificado, con o sin participación del CNE, y se prevén las dos posibilidades: la participación del CNE en algunas áreas, pero el control del proceso va a estar siempre en manos de la CNP. Es importante destacar que hay dos líneas rojas establecidas con relación a la actuación del ente comicial: no se permitirá el uso de la captahuella durante la elección ni el acceso a los cuadernos de votación, pues lo principal es preservar la identidad del elector para evitar que ocurran situaciones deplorables, como en ocasiones anteriores con la famosa “Lista Tascón”.

Si estuviéramos ante un CNE autónomo no habría ninguna duda con respecto a trabajar conjuntamente, tomando en cuenta que ello tiene enormes ventajas, como la logística y los sistemas tecnológicos. Si el gobierno tiene la intención de involucrarse en esa elección, sobre todo porque sabe que es minoría y que un candidato único lo puede derrotar, si quiere dañar la elección primaria la comisión técnica podría aceptar inicialmente todas las condiciones, porque esa es la diferencia entre quedar adentro o afuera. El asunto es lo que pueda pasar en el camino; el problema es la ejecución.

Al respecto, la directiva de la CNP se ha pronunciado en varias instancias señalando que, aun conscientes de dicha situación, parte del objetivo de la primaria es tratar de restablecer la confianza en los procesos electorales como factor de cambio político y eso implica volver a creer en el árbitro. Pero como tampoco se puede pecar de ingenuo, porque es mucho lo que está en juego, se estableció la línea roja, en los aspectos ya señalados del uso de la captahuella y los cuadernos electorales.

Sí al voto en el exterior

Actualmente se ha contabilizado que existen 16,5 millones de votantes en Venezuela y unos 4,5 millones en el exterior. El punto es cómo hacer para lograr una participación efectiva de esos votantes que se encuentran dispersos por el mundo y no forman parte del Registro Electoral. No se puede esperar tener centros o mesas de votación que abarquen a todos los venezolanos, pero sí debe hacerse lo posible para lograr la mayor cantidad posible, y para ello se están evaluando posibilidades tecnológicas y esperando ofertas en concreto sobre cómo obtener los recursos para esa tecnología que es costosa.

Hasta ahora hay algunos consensos entre candidatos y partidos que consideran que la votación en el exterior debe ser presencial y manual, habiendo consenso en que se haría sin la participación del CNE, partiendo de un registro que se haga con una plataforma informática. Allí lo sensato es darle prioridad a los países donde hay mayor cantidad de connacionales: Colombia, con unos 2,5 millones, donde solo Bogotá concentra 640 mil; Perú con millón y medio, de los cuales un millón está en Lima; Chile con unos 500 mil; Ecuador con 450 mil; además de Estados Unidos y España. Pero hay que estar claros que no es lo mismo la participación en una primaria que en una presidencial. En el caso de Venezuela, en la primaria de 2012 se logró una participación de 15%.

Si bien existen dudas sobre la participación real que habrá dentro y fuera de las fronteras, hay que recordar que, la última medición realizada por el CEPyG de la UCAB en noviembre de 2022, reflejó una muy alta motivación para participar en la primaria. Lo que hay es escepticismo, si no se hace como se debe hacer. Y es importante que la votación en el exterior no esté condicionada por la expectativa de lo que sucede internamente, porque se estaría alejando a los que están fuera. Y no se puede hacer lo mismo que hace el gobierno, negando su participación. Además, tal y como están las cosas, la elección de 2024 se puede definir por un margen muy pequeño como ocurrió en 2013.

Conclusiones

La Comisión Nacional de Primaria ha ido avanzando en su cronograma trazado para llegar a la fecha del 22 de octubre, cuando se realizarán los comicios que definirán la candidatura opositora para las presidenciales de 2024. Sin embargo, comienzan a percibirse algunas dilaciones en la definición de algunos asuntos clave como la participación del CNE, el voto en el exterior y el método de votación. Decisiones que deben ser tomadas atendiendo, en primer lugar, los mejores intereses del país en lograr el candidato con mayor consenso, y no las preferencias individuales basadas en el cálculo de conveniencia de partidos o candidatos individuales.

El alcance del involucramiento del CNE genera preocupaciones por el riesgo que representa la participación de un organismo controlado por el régimen.  También existe expectativa sobre el proceso de votación en el exterior, para lo cual la CNP está aún evaluando diferentes mecanismos.

Aún faltan definiciones sobre estos y otros aspectos que debe negociar y consultar la Comisión Nacional de Primaria para evitar que el trabajo hecho hasta ahora se pierda. Esta elección de octubre ha ido generando cada vez más expectativas. Ya la encuesta del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno UCAB realizada en noviembre pasado lo anticipaba, y recientes sondeos de opinión reflejan que en el mundo opositor, semana tras semana, va creciendo la disposición a asistir a este proceso eleccionario. De manera que es un reto, no solo para la CNP, sino para la sociedad civil y los partidos políticos, trabajar en función de que el 22 de octubre sea efectivamente una fecha clave para el renacer de un escenario de una transición democrática en Venezuela.

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