Cuestión de vida o muerte
Daniel Fermín Álvarez – 15 de abril de 2016
La política importa. Como actividad, no se le da a todo el mundo. Algunos la aborrecen, otros prefieren no asociarse con algo que ven como “sucio” o que sienten no comprender bien. El asunto es que incluso la gente que “no se mete en política” debe lidiar con un hecho incontrovertible: la política sí se mete en sus vidas. Y en Venezuela, pareciera que lo arropa todo, que todo lo toca.
Hoy 86% de los venezolanos tiene una visión negativa de la situación del país. La escasez y los asuntos económicos, seguidos de la inseguridad, son percibidos como los principales problemas. Más de 61% de la población cree que el país seguirá por mal camino y que el panorama empeorará en el próximo año.
Esta crisis no apareció de la nada. No obedece a una “crisis mundial”, como reza cierto discurso que busca dibujarla como algo “normal” o, más aun, “natural”. La crisis tiene responsables claros: para el 60% del país, el gobierno y el presidente son los culpables de las penas del pueblo. Su incapacidad para gobernar nos ha llevado al colapso. De nuevo, la política importa.
Sin duda los indicadores macroeconómicos nos permiten hacernos una idea de la gravedad de la crisis, de sus magnitudes. Pero es a un nivel más próximo, más humano, en el que se retrata de manera especialmente cercana y dolorosa la tragedia del mal gobierno. Esta semana conocimos de varios casos en los que se evidencia cómo la política puede ser un asunto de vida o muerte: En el Hospital Universitario de Caracas han muerto 46 bebés en tres meses, la misma cantidad que todo el año pasado, según reporta El Nacional. En el oriente del país, denuncian que siete neonatos fallecieron por un apagón en el Hospital Razetti de Barcelona. Lejos de los pabellones y las salas de espera, Cecodap alerta sobre más de mil niños y adolescentes asesinados en el país en 2015, un incremento de 12,5% con respecto al año anterior. El mismo informe habla de abusos policiales y violaciones a los Derechos Humanos.
¿Y el Estado? ¿Qué hace el gobierno? Ya dijimos en nuestra edición anterior que se han volcado a la única tarea de conservar el poder como sea. Atender la crisis pasa por reconocerla y, en turno, por reconocer su incapacidad y sus fallas. Eso no está en la agenda. Para muestra, la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de negar la medida de protección a los niños sin medicinas por la escasez. ¿Escasez? ¿Cuál escasez? Las instituciones del Estado, dedicadas a salvar al gobierno, le dan la espalda a los venezolanos en los temas y momentos más sensibles…
Esta semana presentamos nuestro último estudio de Percepciones ciudadanas sobre el sistema electoral venezolano y situación país. Invitamos a todos nuestros lectores a revisar este importante documento que da cuenta de la valoración ciudadana de la crisis, los responsables, las instituciones y la necesidad de abordar una reforma electoral integral que fortalezca el voto y la democracia en Venezuela.
En la Carta del Director, Benigno Alarcón escribe “Transición autocrática”. Alarcón cuestiona la inevitabilidad de un cambio hacia la democracia en Venezuela y describe los esfuerzos del régimen para impulsar una transición que, contrario a la aspiración de muchos demócratas, les permita aferrarse al poder.
En Opinión y Análisis, Carlos Romero nos trae una nueva entrega de su columna Debate Ciudadano. “La representación política y las organizaciones políticas bajo la amenaza del gobierno” es un llamado a la unidad ante las barricadas políticas e institucionales contra las aspiraciones de cambio expresadas por los venezolanos el pasado 6 de diciembre.
En Bitácora del Poder, Fernando Arreaza escribe “Los peligros del Social Media”. El autor realiza un esbozo de las potencialidades de estas herramientas que cambiaron el mundo de lo político, y advierte sobre los riesgos que implican en el mundo de hoy.
En el Espacio Plural contamos con dos aportes valiosos. José Bucete escribe “Inconstitucionales”, su crítica a la arremetida institucional contra la voluntad popular. Carlos Miguel Rodrigues, por su parte, nos habla del “Poder sin límites: El desafío del cambio político en Venezuela”, un artículo sobre los obstáculos al cambio y las maneras de sobreponerse a ellos.
Venezuela atraviesa días oscuros. Los problemas se agravan y el gobierno, lejos de solucionarlos, los ignora, cuando no les echa más candela. Lo suyo es otra cosa: conservar los privilegios, permanecer en el poder, aniquilar al enemigo. Apelan a disparatados argumentos que nadie cree: la guerra económica, el golpe continuado, la desestabilización. Todos somos sospechosos, todos somos culpables en potencia. Todos, menos el gobierno. Todos, menos el culpable de verdad.
El cambio hoy es más que un anhelo, más que un deseo en Venezuela. El cambio es una necesidad. Cuando los niños mueren en los hospitales por el fracaso de la política de salud, cuando fallecen por el fracaso de la política energética, cuando el futuro del país cae abatido por el fracaso de la política de seguridad ciudadana, de educación, de empleo, el cambio se torna en otra cosa: el cambio se convierte en cuestión de vida o muerte.
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